Mis primeros 100 Km
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La carrera sale a las 21h del polideportivo Diocles, además hay una conferencia sobre un marchador (Juan Francisco Mariño, de Alcoy) que ha ganado la batalla contra el cáncer que habla de la influencia del deporte sobre mejora en la recuperación de la enfermedad titulada "El cáncer, mi chirucas y yo" y que le hemos pedido que nos dejase hablar al final sobre los proyectos de recaudación. Es a las 18:00 por lo que hemos quedado en salir a las 16:00. Cosa difícil debido al caótico tráfico de los viernes en Sevilla y salimos a las 17:00.
Lo primero que he aprendido de estos de las carreras de larga distancia es la cantidad de ropa que tienes que llevar. Era para ver como iba el maletero de un coche grandecito ¡hasta la bola! Y eso que solo íbamos tres Rafa Iza, Abencio Cañas y un servidor.
Llegamos a Mérida a las 19:00 y nos dirigimos al centro cultural donde nos dicen que no hay prevista ninguna conferencia para hoy. Llamamos a la organización y nos comentan que fue ayer, jajaja, ¡hemos llegado con 25h de retraso! pero no pasa nada, el ponente se ha encargado de contar al respetable todo lo referente a los proyectos de recaudación.
Nos dirigimos al Polideportivo Diocles, punto de encuentro de donde parten y regresan los tres circuitos que componen la carrera y antes de aparcar el coche divisamos a la plana mayor de lo Pretorianos de Tomares, que con la equitación completa (casco, escudo y espada) nos saludan al llegar. Tras unas charlas con ellos y con otros conocidos del mundillo que cordialmente saludamos, Ricardo, Isidro, Diego, etc, nos vamos a retirar los dorsales, planos y rutómetros.
Ya una vez cambiados para la salida Abencio me presenta a Juan Fco. Mariño, de Alcoy y charlamos de nuestros iniciativas a favor de la AECC y nos despedimos con un fuerte apretón de manos deseándonos suerte en la carrera. Me obsequia con sendos recuerdos de la AECC que los guardo como paño en oro. Excelente persona y magnífico ejemplo de superación y sacrificio. Un placer y un honor conorcerlo.
Ya en la salida recibimos las últimas instrucciones y un sonoro cohete da la señal de partida, empieza la carrera, son las 21:00 y nos quedan pocos minutos de luz. Unos doscientos atletas empezamos a mover el esqueleto, los corredores/marchadores nos diferenciamos de los senderistas/andarines por la colocación de los dorsales, los primeros los llevamos en el pecho, los segundos en la espalda, además de ir portando mochila, vestir pantalones largos, mas ropa y algunos incluso usan bastones de marcha. Somos un ramillete de colorines digno de presenciar
1er Circuito. Rio Guadiana. 34,7km.
Partimos cruzando Mérida por todo el centro histórico hacia el río, viendo la cara de sorpresa entre los nativos al vernos pasar. El recorrido apenas tiene dificultad ya que va por los márgenes del río por senderos bien preparados. El primer tramo, por el margén derecho del río, llega hasta el 1er control en la estación de Aljucén (km8), para dar media vuelta por el mismo camino, llegar a Mérida para cruzar por primera vez el Guadiana y continuar por el margen izquierdo hasta el 2º control en Pista Alange (km23,4), volver por el mismo camino y cruzar de nuevo el río por el puente romano para atravesar Mérida hacia el Pol. Diocles (km34,7)
Este primer tramo lo vamos a entrenar a 2/3, dos corriendo y tres andando, que la carrera es muy larga. Antes del 1er avituallamiento nos cruzamos con la cabeza de carrera donde vemos a los pretorianos "empujar" a la bici que abre camino, jejeje, y es que al organizarlo un club de senderismo (Camino de la Plata) no se trata de una carrera competitiva propiamente dicha y van a poco mas de 8min/km. También es digno de admirar a unos senderistas venidos de tierras leonesas con sus bastones en ristra e ir pisando los talones a los pretorianos, ¡por delante de nosotros!, joé que máquinas.
Todo el recorrido lo hemos hecho con los frontales, escuchando numerosas aves cantar alrededor nuestra, no sabía que hubiera tantas aves nocturnas, pero como una banda sonora de la carrera. En algunos tramos hemos oído los saltos del agua del Guadiana. Y un cielo estrellado como pocas veces he visto. Ni una nube. La noche ha sido fresca, un tanto húmeda pero hemos corrido a gusto.
Abencio ha llevado un ritmo en la marcha bastante fuerte y se nos despegó en el primer avituallamiento con Diego. Rafa y yo decidimos aflojar un poco la marcha, pues era incapaz de andar a su ritmo. En cambio en la carrera me pedía el cuerpo un poquito mas, pero decidió reservarme, la distancia final es mucha.
Un marchador que va vestido con ropa muy colorida y que con tantas luces y reflectantes parece una feria, jejejeje. Nos adelanta cada vez que marchamos, y nosotros le adelantamos cada vez que trotamos, hasta que nos deja tiraos, jejeje, después nos enteramos que era un ciclista lesionado que va a hacer los 101km marchando. Buen ritmo lleva, si señor. Nos damos ánimos mutuamente. Con el resto de senderistas que nos siguen cuando nos cruzamos es fácil escucharle darnos ánimos con un "buen camino", y es que esta carrera es distinta.
Antes de llegar al Pol. Diocles, vemos con sorpresa que nos alcanzan los pretorianos y por lo visto se han perdido y han hecho 40min mas de carrera hasta que unos voluntarios los han recogido y lo han llevado de nuevo al circuito correcto, jejejeje. Pero no les importa, ¿qué son 5km mas en una carrera de 100km para los Pretorianos de Tomares? Jajajaja.
Llegamos al polideportivo a las 2:20, y tras cambiarnos de ropa y tomarnos un tentempié nos disponemos a afrontar el segundo circuito (por cierto, los Pretorianos toman café, jejejeje)
2º Circuito. Pantano de Proserpina. 29,3km.
Salimos a las 3:20 y un amable voluntario en bici nos acompaña por las solitarias calles de Mérida hasta las afueras donde nos indica por donde tenemos que tirar. La noche es cerrada, la luz de la ciudad contamina el cielo y apenas vemos estrellas. Las pocas luces que hay no ayudan a distinguir bien el camino y los frontales apenas lo iluminan.
Vamos siguiendo las flechas amarillas de la organización que estan pegadas en los elementos del mobiliario urbano: farolas, contenedores, postes de señales, bordillos, etc, etc, pero que al entrar en campo abierto cambian por unas señales clavadas en estacas al terreno. Nos damos cuenta de esto porque nos hemos perdido y porque las señales son flechas blancas sobre un fondo rojo e indican una empresa de perfiles metálicos. Recurrimos a la tecnología y ayudados por el Foretrex de Abencio retomamos el camino correcto en dos minutos. Ya no nos separamos del GPS, jejejeje.
El recorrido va subiendo poco a poco hasta alcanzar el pantano que le da nombre al mismo. Este pantano es de época romana, como no, y abastecía de agua a Mérida. Una vez que culminemos el pantano de Proserpina (km53,2) regresamos a Mérida.
Seguimos con la misma estrategia, 2/3, pero el terreno cada vez es mas basto e irregular, esta lleno de zurcos de ruedas de coches y de piedras sueltas, parece que hayan empleado escombros para consolidar el terreno y en un par de ocasiones me doblo el pié. La oscuridad y el firme nos hacen replantearnos el correr, así que decidimos marchar, a buen ritmo, hasta llegar a un firme mejor. La carrera es muy larga y con un desguince provocado por una mala pisada se nos hubiera acabado.
Nos pasa un todoterreno de protección civil, lo que nos dá la esperanza de que no vamos mal encaminados. Mas adelante los vemos en un puesto de avituallamiento, bien abrigaditos y viendo una tele portátil, jajaja, si es que como no participes te tienes que aburrir como una ostra.
En varias ocasiones tenemos que recurrir al GPS para no perdernos y es que prácticamente vamos cruzando el campo y varias veces nos encontramos con caminos que se cruzan. A falta de señales clavadas en el suelo, tiras de cinta de balizamiento amarradas en ramas de árboles hacen de señales. Toda un reto.
A duras penas llegamos al pantano y lo bordeamos por un camino de tierra bien preparado, además está todo iluminado con farolas, por lo que la visibilidad es excelente, a veces trotamos otras andamos. En este punto nos adelantan unos marchadores con bastones que llevan un ritmo endiablado. Vamos haciendo la gomita, unas veces nos pasan ellos, otras los pasamos nosotros.
Recuperamos en el puesto de avituallamiento y con las energías renovadas nos disponemos a continuar el camino y dejamos a los marchadores atrás. Vamos cantando coplillas, desde Pablo Milanes, hasta Lole y Manuel, comentando nuestros gustos musicales de Jazz fusión, de New Age, anécdotas referentes a nuestros gustos musicales.
Aún no nos arriesgamos a correr, porque el firme sigue siendo bastante irregular y la luz todavía no es muy buena. Este tramo de vuelta es mas cómodo, porque vamos bajando. Poco a poco vemos que el día empieza a clarear y prácticamente cuando empezamos a divisar Mérida en lontananza el día se ilumina.
Seguimos animados, ahora cantando sevillanas, que pa eso estamos en Feria, jejeje, y cuando pisamos Mérida, en primer lugar nos quedamos impresionados por la majestuosidad del acueducto, y ya callejeando con los restos de una fuente romana, un templo, ahí, en medio de las calles, a continuación con el arco de trajano, etc, etc, ha sido una de las experiencias mas mágicas que he tenido en mi vida, comparable a presenciar el amanecer de una madrugá en Sevilla al paso de una cofradía. Verdaderamente mágica. La majestuosidad de los monumentos de Mérida al amanecer impone.
Llegamos al Pol. Diocles a las 8:20 (km64), nos cambiamos de ropa, nos damos una ducha calentita, me cambio de zapatillas (aún a sabiendas que tengo un par de ampollas que pueden darme la lata) y tras vestirnos con ropa limpia, reponemos fuerza con una ensaladas de pasta que nos sabe a gloria regadas con unos botellones de cerveza, jejeje, era digno de ver la cara de los voluntarios ¡cada uno desayuna como mejor le venga en gana!, no? Jajajajaja, de postre una caña de chocolate, un peazo de café, una paradita en el "ponedero" y tira millas (nunca mejor dicho, jejejeje)
3er Circuito. La ruta de los pueblos. 36km.
Salimos a las 9:30, ya de dia, hace un día expléndido, la mañana fresca, con una ligera brisa en contra que impide que notemos calor, pero el dia se avecina caluroso. Algunas nubes altas pasan por encima de nuestras cabezas pero no nos inquietan, al contrario, se agradecerá mas adelante si impide que el "lorenzo" nos castigue, jejejeje.
Este tercer recorrido, un circuito circular, va cruzando varios pueblos cercanos a Mérida, siempre por caminos rurales, y prácticamente en subida al principio y en bajada al final. Empezamos con buen ritmo continuando el 2/3. Aprovecho las bajadas para trotar, porque los amigos Abencio y Rafa Iza en la marcha me dejan atrás asi que sabiendo que no toca aprovecho para trotar y así coger ventaja para cuando me alcancen marchando.
Vamos cruzando campos labrados, de viñedos, de olivos, de cereales. Nos cruzamos con rebaños de borregos, algunas granjas de cerdos, numerosas encinas, vamos cruzando pasos canadienses, señales de que transitamos por veredas o cañadas de pasos de ganados, las flores inundan los campos y los numerosos pajarillos revolotean por alrededor nuestra.
Miro hacia atrás para ver si me alcanzan, pero cada vez veo mas lejos a mis compañeros de fatigas. Pienso que me alcanzarán de en el siguiente pueblo donde pararé a estirar y a comer tranquilo. Mientras aprovecho la pocas bajadas que hay.
Voy pasando senderistas que quizás no habrían parado tanto tiempo en el polideportivo, por eso le doy alcance. Les doy ánimos. Me dan ánimos. Justo antes de llegar al primer pueblo, Valverde de Mérida (km74,8), a lo lejos veo al ciclista lesionado que nos pasaba continuamente en el 1er circuito y lo veo bastante tocado. Me comenta que ha quedado con su hermano en la gasolinera del pueblo en traerle unos bastones, tiene las rodillas reventadas. Le doy ánimos y continuo hacia el pueblo.
Antes de llegar al puesto de avituallamiento envío varios SMS a colegas comentando la distancia recorrida, y recibo respuesta de ellos dándome ánimos. Que agradecido estoy de ello. Paro en el avituallamiento, cojo isotónico, como una galleta y me voy masticando una manzana hacia una plaza cercana donde a la sombra de una árbol estiro los músculos de las piernas, esperando ver llegar a mis compañeros. Decido partir al rato al no verlos llegar.
El paisaje se ha hecho un poco mas salvaje. Ya nos se ven campos labrados sino dehesas preparadas para el ganado. Este tramo, mas corto, lo hago de la misma forma, trotando las bajadas y los llanos y andando las cuestas. Me planto en San Pedro de Mérida (km81,3) en lo que me ha parecido una eternidad. Voy bastante tocado. Las pulsaciones como una moto y los malos pensamientos no se me van de la cabeza. El calor empieza a apretar. Este avituallamiento me lo voy a tomar con más calma.
Me encuentro a los leoneses, los máquinas que iban detrasd e los pretorianos casi en cabeza de carrera con los bastones a toda leche, sentados en una simpatica placita del pueblos departiendo con los chavales que curiosean alrededor del puesto de control. Lo abuelos del pueblos nos miran con cara de asombro, les doy las buenas tardes mientras me pongo tibio de palmeritas de chocolate y zumos. Rechazo un trago de tinto, me pienso el tomarme una cerveza, pero descarto la idea, por la posible deshidratación, asi que estiro un poco, lleno el bidón de isotónico y me despido mondando una naranja camino del siguiente pueblo.
Contesto por SMS los mensajes recibidos y menos mal que los leoneses me avisan a grito pelao, porque me había pasado el desvío, jejeje, si no me planto en Cáceres, jajajaja. Se lo agradezco enormemente y continuo el camino. Este no está muy bien consolidado y prácticamente me guío por las señales que ha dejado un todo terreno por la hierba y por las que la organización ha ido dejando en las ramas de los arbustos y árboles, pero camino como tal no hay, se cruza el campo a través, vamos.
A estas alturas de carrera ya empiezo a tatarear canciones, y a intentar quitarme los malos rollos de la cabeza, se me viene a la menta las enseñanzas del maestro ATENAS, Manuel Trujillo, ultrafondista reconocido: ¡Piensa en positivo!, y lo del cientounero "camina o revienta", es decir, camina o revienta, jejeje. Además pienso lo que me decía HILARIO (Jaime) "A nosotros nos pagan por correr", así que continúo el "camino" marchando a un ritmo tranquilo, siempre mirando para atrás a ver si me alcanza los compañeros, pero no los veo, es mas, cada vez estoy mas solo, ya ni siquiera veo a los leoneses.
El calor empieza a apretar, antes el aire daba de cara y refrescaba, pero la hora se me ha echado encima y hemos dado el giro para regresar a Mérida, por lo que el viento sopla a mis espaldas y el sol me da collejas en la nuca. Los pies cada vez me estan dando mas guerra. Las ampollas que no me curé antes de salir me están dando la lata y cada chinito que piso me hace dudar en dar el siguiente paso. Ignoro los dolores, si ya no hay remedio ¿qué me voy a parar a que me recojan? Si total, me quedan menos de 20km (¡¡20km!!, joé que barbaridad)
Me cruzo con un pastor de ovejas y charlamos un ratillo acerca de esta locura. La cara de sorprendido es para enmarcarla, jajaja. El terreno cada vez es mas malo. Incluso tengo que bordear un señor charco. En lontananza veo un par de marchadores y me suenan, parecen ser los que adelantamos en el pantano y que seguramente no habrán parado tanto tiempo como nosotros en el segundo descanso. Voy a intentarlos alcanzar.
Cruzo una carretera y el firme del camino está infinitamente mejor, podría correr del tirón, pero el alma la tengo en los pies y con el calor voy bastante alto de pulsaciones, así que decido reservar, quizás cuando pase el último pueblo. Voy pegado a los árboles para aprovechar su sombra y al fin veo a lo lejos el último pueblo Trujillanos (km90,8).
Me siento en un banco a descansar junto a los marchadores, dorsales 102 y 103, que son los que adelantemos en el pantano. Me como una naranja, termino el isotónico y relleno el bidón de agua. Ya no me entra mas comida. Estiro y veo que no llegan Abencio y Rafa Iza. Decido parar el Mérida, en el último puesto de avituallamiento, en lo Salesianos, que está a 1,3km de la meta y buscar un bar cercano para esperarlos tomándome una cerveza y entrar juntos para eso son mis padrinos en la distancia, jejejeje.
Continúo la marcha. Delante los marchadores 102 y 103 y otro que me ha pasado como una exhalación mientras estiraba. Cruzo una carretera y el camino cambia de nuevo, esta bien compactado pero tiene muchas piedrecitas sueltas que hacen que las sienta como si fuese descalzo. La ampolla me va dando la lata. El calor sigue ahí. Los malos rollos no se me van de la cabeza. Y un enjambre de moscas zumban a mi alrededor, parece que estoy presenciando un campeonato de motos en Jeréz.
El camino cruza campos labrados y algunas casas rurales. Las nubes van apareciendo poco a poco hasta ocultar el sol, se agradece enormemente. Me cruzo con un Pony fugitivo que varios chavales le siguen en bici. Hago un esfuerzo por pararlo, pero lo que consigo es que se meta en un campo sembrado. Me despido de los chavales indicándoles que uno lo distraiga mientras otro por detrás le dé alcance. Cuando lo comente con Rafa Iza parece ser que fue efectivo mi consejo, jejeje.
Ya lo de trotar parece que se acabó. Voy en reserva y a punto de agotar el depósito. Cada vez que veo una cuesta pienso que es la última, pero cuando la culmino aún se ve el camino ondular primero hacia abajo para subir de nuevo. Por muchas cuentas que hago no me salen, y cada vez veo mas lejos Mérida y a los marchadores.
Según la hoja de ruta, los últimos km son cuesta abajo, asi que me espero para que lleguen y por fin, a lo lejos veo la silueta de los edificios de Mérida, ya queda menos. Paso la última loma y ya parece que el camino pica abajo. A lo lejos diviso a los marchadores y decido trotar a ver si soy capaz de alcanzarlos, además se agradece el dejar de caminar aunque sé que cuando pare y empiece a correr voy a ver las estrellas, y son las cuatro de la tarde, jajajaja
Alcanzo a los marchadores, nos damos ánimos mutuamente y continúo mientras sea cuesta abajo, entro en las calles de Mérida y ya veo las flechas verdes de este circuito, algunos coches que me ven pasar me pitan saludándome, son atletas que ya han acabado hace tiempo. De nuevo aparecen las cuestas y decido caminar esperando encontrarme con el último avituallamiento, pero no lo encuentro (después me enteré que era dentro de las instalaciones de un colegio Salesianos) y cuando menos me los espero estoy en la calle trasera del Polideportivo Diocles y empiezo a trotar.
No hay arco de meta. No hay público esperando. Solo a lo lejos veo una atleta con un bocata y saludándome, me aplaude, me da la enhorabuena, no lo conozco de nada, pero me emociono, le doy las gracias, ha sido uno de los mejores recibimientos que he tenido.
Me cruzo en el jardín con José Luis, me dá la enhorabuena, me pregunta como voy y por Abencio y Rafa, le digo que los he perdido, me deja, me quedo solo ante la puerta del polideportivo Diocles, miro al cielo, doy las gracias, beso el pin de la AECC que lleva conmigo pegado al pecho en el dorsal 19h20min y tiro un beso al cielo. Se me saltan un par de lágrimas, me contengo, saco pecho y entro en el km100 a sellar por última vez el rutómetro.
Me reciben como un héroe, me dan un miliario romano precioso me hacen una foto en el instante con cara de tonto, jajajaja, me devuelven el rutómetro con la indicación del puesto 21, me dan de beber un poco de vino y el diploma, no dejan de darme la enhorabuena. Ricardo me felicita y se despide que va al camping a echar una cabezadita.
Llegan los marchadores 102 y 103, les doy la enhorabuena, me voy a buscar a Abencio y a Rafa Iza, saludo a los pretorianos, ya duchaditos y arreglados, y nos vamos a tomar una cerveza y a esperar a mis padrinos. Rafa Iza llega sin darnos cuenta. Ricardo me llama avisándome que se ha cruzado con Abencio a 5min de la meta. Me voy en su búsqueda y viene con una pierna fatal, le acompaño hasta el polideportivo. Hemos llegado sanos y salvos. Abencio ha necesitado de unas manos expertas para arreglarle un poco la pierna, pero con cariñito y descanso lo tiene solucionado.
Tras una duchita y recoger las cosas nos vamos al bar donde los pretorianos nos esperan, echamos un ratillo muy agradable, reventaos por el cansancio de no haber dormido en toda la noche y por los 100km que llevamos en nuestras piernas (bueno, los pretorianos 105km jejeje). Nos despedimos y partimos de regreso para Sevilla.
Conclusiones:
1. La organización un 11. Fuimos tratados como si fuésemos de la familia. La prueba se nota que está preparada con todo el cariño del mundo, con pocos medios pero suficientes para la envergadura del evento. No faltó de nada (aunque Abencio reclamara una silla de ruedas, jajajaja) y lo que si sobró fue muchisimo cariño y afecto por parte de la organización. El año que viene repito (y mira que dije que no la hacía mas jajajajaja) si Dios quiere.
2. Los 100km es una prueba muy diferente a un maratón (no hay que ser muy listo para esto, no?), es decir, no son 2 maratones ½, sino que son 100km. Si no eres un extraterrestre, tienes que saber andar (en mi caso haciendo cuentas casi 80km los he hecho andando, y el resto, 20km, trotando)
3. Darles las gracias a Abencio Cañas y Rafa Iza, como buenos padrinos que he tenido en la distancia, porque quizás sin haberlos conocido, esta locura no hubiera terminado tan bien. Quizás hubiera terminado, pero no habría sido igual de mágica. Y a los pretorianos, comandados por José Luis Martín, que cada vez estoy más orgulloso de tenerlos entre mis amigos. Y a los miembros del Equipo Cojonudo de carreraspopulares.com, Ricardo, Pardao, Sierra, Hilario, Atenas, AVQ1979, etc, etc, porque nos lo vamos a pasar cojonudamente en Ronda. 101 millones de gracias
Salud. PLUM
1 Comments:
Te entiendo perfectamente en la última parte o sea cuando entras y casi se te escapan las lágrimas.
Yo tambien me perdí y anduve desde las 2 de la madrugada hasta las 20 horas "solito" y eso si que es una experiencia. Repasé mi vida desde niño, pasé a pensar en mis hijos (el mayor 33 años)en fin me dió tiempo a desmenuzar mi vida. Me recibió Gemma, que me dió dos besos que me supieron a gloria y cuando entré en el Poli, mi mujer preocupada, me estaba esperando ya que fuí con gripe a la prueba, empujé la puerta con energía y le grité: "Aquí está tu viejo, con dos cojones" y los organizadores aplaudieron y me sentí como nunca. Este año nos veremos de nuevo.
Saludos.
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