LXVII Millas Romanas

24 abril 2006

MIS 100 KMS. JUGANDO A LOS ROMANOS


¿Porqué corres vestido de romano?, me preguntaba el enfermero del puesto de asistencia situado en el Polideportivo Diocles de Mérida,
porque, además de interesarme la historia de Roma, me resulta divertido y percibo que los demás, sobre todo los niños, me miran y sonríen, le contesté


Llegar al Polideportivo Diocles de Mérida con nuestros uniformes romanos y observar las caras de los organizadores, de sorpresa y simpatía hacia nosotros fue todo uno, queríamos ayudar a que esta edición de las LXVII millas romanas fueran más romanas que nunca.

Llegamos 2 horas antes de la salida con tiempo suficiente para saludar a muchos de los nuestros (incondicionales de los 101 kms. de Ronda), que también quisieron estar allí: Abencio, Rafa Iza, Plum, Isidro, Salvador de Mairena y sus amigos, Diego Campoy, etc, la verdad es que paseamos por Mérida nuestros estandartes cientouneros (riñoneras, camisetas, sudaderas).
Todos querían hacerse fotos con los que iban vestidos de romano (alguien dijo que si era un montaje de la organización para dar colorido al evento), hasta nos entrevistaron unos periodistas no paramos de reirnos.
Relación de Pretorianos que me acompañaron:

- Javier Alcora: Insustituible por mil razones.
- Abuelo Pretoriano Cañete: El primero que se levantó a las 6:30 de la mañana para entrenar a mi lado viendo el amanecer de Tomares.
- Fernando Polvillo Adame: Nuestro cornicem (corneta). Fuerza y Humor.
- Antonio Pacheco: Nadie anda tan deprisa como él. Pedazo de frontal que lleva
- Isidro Nicolás: Sin ser del Club eres de los nuestros porque lo digo yo.
- Abencio, Plum y Rafa Iza porque, para quien no lo sepa, puede sentirse Pretoriano todo aquel que haya finalizado los 101 kms. de Ronda o tenga un corazón grande y los 3 tenéis ambas cosas, aunque a Plum le falta acabar los 101 kms. de Ronda, total un km. más.


Son las 21:00 horas del viernes cuando se da la salida con varios kms. por el centro de Mérida que me permiten conocer esta ciudad, romana dónde las haya, y disfrutar de ella viendo su riqueza monumental.

Las ganas de comenzar la batalla nos llevan a salir con los primeros al lado del ciclista guía de la organización a un ritmo de 8 km/hora aunque en realidad el ritmo resultó ser más rápido y tratándose de 100 kms., con toda la noche por delante, la prudencia (básica en el ultrafondo) y sobre todo nuestra experiencia hacen que Los Pretorianos de Tomares frenen y comiencen a plantear su carrera con los 3 objetivos básicos:
1/ Cruzar la línea de meta.
2/ Ritmo de carrera que nos permita jugar a correr para intentar evitar un desgaste innecesario o algo peor en forma de lesión.
3/ No abandonar jamás a ningún Pretoriano en dificultades quedándose al menos otro Pretoriano con él.

Javier Alcora grita la táctica a seguir de 7m. corriendo y 3m andando (la favorita del abuelo Pretoriano Cañete) y la cumplimos a rajatabla observando que se nos van juntando unidades en medio de la noche buscando compañía con buen humor para enfrentarnos al frío humedo, corriendo junto al río Guadiana (la puesta de sol fue impresionante).
Me pongo en cabeza marcando el ritmo con mis gritos habituales: ¡lento, suave, sin miedo!, ¡resistir lento!, ¡mantener la posición!, ¡Ánimo Pretorianos!, ¡agrupaos!, ¡equipo!, ¡bebo cuando no tengo sed!, ¡puedo ir más rápido PERO NO!, ¡corremos para disfrutar! ¡Correr Chi...con espalda inclinada, rodillas bajas, tobillos altos, con el abdominal!

A pesar del error de indicación en el puente romano, que nos despistó 5 kms., (bonito detalle de la organización por trasladarnos en coche hasta el punto dónde faltó señalización), finalizamos el primer tramo de 34,7 kilómetros con la moral alta y tras cambiarnos de ropa, sellar el rutómetro y alimentarnos nos disponemos a enfrentarnos al 2º tramo de carrera de 29,3 kms. (los 3 tramos finalizaban en el Polideportivo Diocles).

Nos dirigimos hacia el Lago de Proserpina con la obsesión de ver la luz del amanecer lo que sin duda nos daría fuerzas para enfrentarnos al último tramo. El paisaje del lago resulta ser precioso y comienzo a jugar adelántándome unos metros para, rodilla en tierra, imitar a un arquero lanzando su flecha.

Con la luz del día finalizamos el 2º tramo comenzando a ver a otros corredores que se plantean la posibilidad de abandonar por tanto cansancio acumulado, físico y sobre todo (el determinante en este tipo de carreras) el psicológico.
Hacemos repaso de los heridos,sin ninguno grave, y nos lanzamos a la conquista de los últimos 36 kms. con la ilusión y el convencimiento de conseguir la victoria.

En primer lugar salen Cañete, Antonio y Fernando para acto seguido hacerlo a mi lado, Javi, Isidro y Ricardo de Málaga (lo conocimos en carrera y quiso acompañarnos en el arranque del último tramo).

Javier empieza quejándose de su tobillo pero después se le pasa y nos proponemos un ritmo de caza para juntarnos con los 3 compañeros que van delante. Isidro y Ricardo se quedan detrás.
Pasamos a Cañete, que va sólo con malas sensaciones y dispuesto a acabar la prueba exclusivamente caminando. A lo lejos las figuras de Antonio y Fernando nos animan a mantener el ritmo porque las sensaciones son fenomenales. Una vez los 4 juntos llega el momento de tomar decisiones para que se sigan cumpliendo los tres objetivos de Los Pretorianos:
Antonio, Fernando y Javi se lanzan hacia la meta, detrás Isidro y Ricardo forman un binomio y se conjuran para alcanzar el objetivo.

Doy media vuelta en busca del abuelo Pretoriano Cañete, va tocado pero él y yo sabemos desde ese momento que cruzaremos juntos la línea de meta y aún nos quedaban 7 horas por delante. Los campos de espigas nos recuerdan la película de Gladiator. Le recuerdo la vital importancia de la nutrición e hidratación del deportista, así como la conveniencia de evacuar el intestino para mejorar el rendimiento, ahí podía estar la causa de sus malas sensaciones...

Los caminos están llenos de piedras con suelo irregular y a veces tenemos hasta que abrir puertas de alambradas y atravesar campos de ganado. En un arroyuelo se escurre Cañete y con las zapatillas y calcetines empapados tenemos que continuar…nos adelantan unos corredores de Mérida uno nos dice me gusta vuestra filosofía de correr
Nos adelantaron 4 corredores más en el Km.. 80 y como me sentía tan bien me puse a correr hasta adelantarles unos 300 metros para dar media vuelta de nuevo a encontrarme con Cañete y seguir jugando a correr.
Cuando entramos en Mérida en el Km.. 98,5 de carrera no pude evitar subir la cuesta del colegio de Los Salesianos corriendo a buen ritmo y saludando (estilo romano de puño al pecho) a todos los conductores que me cruzaba, lo sorprendente es que muchos me devolvían el saludo romano lo que me emocionó sobremanera.

Volví para atrás a buscar a Cañete y cuando llegábamos a la meta me adelanté de nuevo para coger el casco, espada y escudo del abuelo Pretoriano y entrar en el Polideportivo Diocles dónde ya estaba Javi esperándonos en la entrada (ellos llegaron 2 horas antes).
Con nuestros miliarios romanos en lo alto nos hicimos varias fotos con Manuel (el organizador) a quien agradezco el detalle de regalarnos un miliario romano para nuestro Tribuno-Jefe Justo que no pudo estar con nosotros por lesión.

http://x-lavida.blogspot.com/
http://101km-contra-el-cancer.blogspot.com/

Nos vemos el 12 de mayo en los 101 Km.. de Ronda.
¡Salud e Ilusión!
José Luis Martín Pérez
CLUB MARATÓN TOMARES
CLUB ATLETISMO SAN PABLO
(HÍSPALIS)

1 Comments:

At 9:17 a. m., Anonymous Anónimo said...

Los pretorianos me parecieron unos tíos geniales, con una filosofía digna de elogio. Seguro que todos los que estuvimos allí recordaremos siempre a estos grandes señores. Gracias por venir.

 

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